martes, 29 de abril de 2014

STARDUST MEMORIES -Woody Allen 1980-

 Solamente me limito a hablar de cine,no soy crítico y por eso no hablaré ni de Fellini ni de Bergman.De esta película de Woody Allen en blanco y negro me ha gustado el comienzo y muchísimo más el final porque qué mejor final que un beso mojado.
El comienzo en un tren dónde Sandy Bates (Woody Allen) rodeado de la gente más triste y extraña del mundo contempla desde la ventanilla otra vía con otro tren lleno de gente guapa y alegre celebrando y disfrutando de una fiesta.Intentará convencer al revisor de rostro duro para cambiar de tren pero es imposible como nos es imposible para muchos bajarse del tren al que nos ha subido la vida y por mucho que lo intentemos el revisor nunca nos cambiará el billete para subir a otro tren mejor.
Seguramente y como en la película ambos trenes lleven al mismo sitio, a un inmenso basurero o por el contrario aunque el tren esté rodeado de gente triste y deprimida no importa si tienes a tu lado alguien con quien compartir un beso mojado.

Todo el mundo disfruta con las películas cómicas que hace Bates pero a  él cada vez  le resulta más difícil hacerlas viendo el sufrimiento humano y por eso cuando mira a través de la ventana piensa en lo que hay más allá y en lo que nos hacemos los unos a los otros mientras intenta despejar la incógnita del amor que siente ante la maravillosa Dorrie (Charlotte Rampling) e Isobel (Marie-Christine Barrault) sin olvidar el romance con la violinista Daisy (Jessica Harper) además de intentar el sentido a su propia vida mientras un ecosistema  de aduladores se le acercan a diario para rendir pleitesía a su idolo.
Magistral dirección de Allen dónde finalmente estaremos viendo una película  dentro de otra película y dónde a veces confundiremos los sueños con la realidad pero ¿Quien quiere la realidad?.



Finalmente Bates al igual que John Lennon es asesinado o quizás sueña que alguien le dispara lo cierto es que cuando uno muere intenta aferrarse a la vida pues esta le parece más auténtica y es aquí en un final prodigioso dónde Allen nos muestra la verdadera clave de la existencia y dónde finalmente encuentra algo que da sentido a su vida: el recuerdo de un hermoso domingo de primavera en que había ido a pasear con Dorrie y al regresar al apartamento puso la música de Louis Armstrong que le gustaba desde niño. Contemplando a Dorrie tumbadaen el suelo, pensó en lo maravillosa que era y cuanto la amaba, la combinación de todo eso,la música,la brisa y la hermosura de Dorrie hizo que todo pareciera perfecto y se sintió feliz e indestructible.



Películas como esta y las notas de alguien como el gran Louis Armstrong son momentos de felicidad que uno recuerda para toda la vida. ).

4 comentarios:

ethan dijo...

La tengo que volver a ver, debe ser la única película de Allen de la que no recuerdo apenas nada más que el título. Gracias por refrescarnos la memoria.
Saludos.

Marcos Callau dijo...

La escena en la que aparecen cenando con Groucho Marx de fondo, es muy reveladora. Una película tremendamente divertida y enccantadora en todo su metraje. Una de esas maravillas a las que Allen nos tiene acostumbrados. Abrazos Yuri.

Unknown dijo...

Tal vez sea una auto-crítica a su propia evolución en el cine Ethan pero en cualquier caso imprescindible para los seguidores de Allen.

Unknown dijo...

Sobre todo Marcos el final,los últimos quince minutos son de una creación magnífica.
Un saludo.

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