 
  Pensaba qué escribir en mi Blog: dudaba si hacerlo sobre mi cuento favorito de la infancia: “El patito feo” o sobre las dos últimas películas vistas “El Río” de Jean Renoir y “La Escapada” de Dino Risi pero ayer este maravilloso poema de Pablo Neruda uno de mis poetas favoritos junto a Antonio Machado, me fue regalado y creo que para aquellos que aún creemos que el verdadero motor que impulsa la vida es el amor bien vale la pena leer detenidamente este poema.                                  
Cuanto me gustaría poseer un inmenso almacén de palabras para igual que los grandes poetas poder seleccionarlas y combinarlas en poemas como este con el que nos obsequia Pablo Neruda.
ODA Y GERMINACIONES
I                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                El sabor de tu boca y el color de tu piel, 
Piel, boca, fruta mía de estos días veloces, 
Dímelo, fueron sin cesar a tu lado 
Por años y por viajes y por lunas y soles 
Y tierra y llanto y lluvia y alegría 
O sólo ahora, sólo 
Salen de tus raíces 
Como a la tierra seca el agua trae 
Germinaciones que no conocía 
O a los labios del cántaro olvidado 
Sube en el agua el gusto de la tierra? 
  
No sé, no me lo digas, no lo sabes. 
Nadie sabe estas cosas. 
Pero acercando todos mis sentidos 
A la luz de tu piel, desapareces, 
Te fundes como el ácido 
Aroma de una fruta 
Y el calor de un camino, 
El olor del maíz que se desgrana, 
La madreselva de la tarde pura, 
Los nombres de la tierra polvorienta, 
El perfume infinito de la patria: 
Magnolia y matorral, sangre y harina, 
Galope de caballos, 
La luna polvorienta de la aldea, 
El pan recién nacido: 
Ay todo de tu piel vuelve a mi boca, 
Vuelve a mi corazón, vuelve a mi cuerpo, 
Y vuelvo a ser contigo 
La tierra que tú eres: 
Eres en mí profunda primavera: 
Vuelvo a saber en ti cómo germino. 
  
II 
Años tuyos que yo debí sentir 
Crecer cerca de mí como racimos 
Hasta que hubieras visto cómo el sol y la tierra, 
A mis manos de piedra te hubieran destinado 
Hasta que uva con uva hubieras hecho 
Cantar en mis venas el vino. 
El viento o el caballo 
Desviándose pudieron 
Hacer que yo pasara por tu infancia, 
El mismo cielo has visto cada día, 
El mismo barro del invierno oscuro, 
La enramada sin fin de los ciruelos 
Y su dulzura de color morado. 
Sólo algunos kilómetros de noche, 
Las distancias mojadas 
De la aurora campestre, 
Un puñado de tierra nos separó, los muros 
Transparentes 
Que no cruzamos, para que la vida, 
Después, pusiera todos 
Los mares y la tierra 
Entre nosotros, y nos acercáramos 
A pesar del espacio, 
Pasó a paso buscándonos, 
De un océano a otro, 
Hasta que vi que el cielo se incendiaba 
Y volaba en la luz tu cabellera 
Y llegaste a mis besos con el fuego 
De un desencadenado meteoro 
Y al fundirte en mi sangre, la dulzura 
Del ciruelo salvaje 
De nuestra infancia recibí en mi boca, 
Y te apreté a mi pecho 
Como si la tierra y la vida recobrara. 
  
III 
Mi muchacha salvaje, hemos tenido 
Que recobrar el tiempo 
Y marchar hacia atrás, en la distancia 
De nuestras vidas, beso a beso, 
Recogiendo de un sitio lo que dimos 
Sin alegría, descubriendo en otro 
El camino secreto 
Que iba acercando tus pies a los míos, 
Y así bajo mi boca 
Vuelves a ver la planta insatisfecha 
De tu vida alargando sus raíces 
Hacia mi corazón que te esperaba. 
Y una a una las noches 
Entre nuestras ciudades separadas 
Se agregan a la noche que nos une. 
La luz de cada día 
Su llama o su reposo 
Nos entregan, sacándolos del tiempo, 
Y así se desentierra 
En la sombra o la luz nuestro tesoro, 
Y así besan la vida nuestros besos: 
Todo el amor en nuestro amor se encierra: 
Toda la sed termina en nuestro abrazo. 
Aquí estamos al fin frente a frente, 
Nos hemos encontrado, 
No hemos perdido nada. 
Nos hemos recorrido labio a labio, 
Hemos cambiado mil veces, 
Entre nosotros la muerte y la vida, 
Todo lo que traíamos 
Como muertas medallas 
Lo echamos al fondo del mar, 
Todo lo que aprendimos 
No nos sirvió de nada: 
Comenzamos de nuevo, 
Terminamos de nuevo 
Muerte y vida. 
Y aquí sobrevivimos, 
Puros, con la pureza que nosotros creamos, 
Más anchos que la tierra que no pudo extraviarnos, 
Eternos como el fuego que arderá 
Cuanto dure la vida. 
  
IV 
Cuando he llegado aquí se detiene mi mano. 
Alguien pregunta: Dime por qué, como las olas 
En una misma costa, tus palabras 
Sin cesar van y vuelven a su cuerpo? 
Ella es sólo la forma que tú amas? 
Y respondo: mis manos no se sacian 
En ella, mis besos no descansan, 
Por qué retiraría las palabras 
Que repiten la huella de su contacto amado, 
Que se cierran guardando 
Inútilmente como en la red el agua, 
La superficie y la temperatura 
De la ola más pura de la vida? 
Y, amor, tu cuerpo no sólo es la rosa 
Que en la sombra o la luna se levanta 
O sorprendo o persigo. 
No sólo es movimiento o quemadura, 
Acto de sangre o pétalo del fuego, 
Sino que para mí tú me has traído 
Mi territorio, el barro de mi infancia, 
Las olas de la avena, 
La piel redonda de la fruta oscura 
Que arranqué de la selva, 
Aroma de maderas y manzanas, 
Color de agua escondida donde caen 
Frutos secretos y profundas hojas. 
Oh amor tu cuerpo sube 
Como una línea pura de vasija 
Desde la tierra que me reconoce 
Y cuando te encontraron mis sentidos 
Tú palpitaste como si cayeran 
Dentro de ti la lluvia y las semillas! 
Ay que me digan cómo 
Pudiera yo abolirte 
Y dejar que mis manos sin tu forma 
Arrancaran el fuego a mis palabras! 
Suave mía, reposa 
Tu cuerpo en estas líneas que te deben 
Más de lo que me das en tu contacto, 
Vive en estas palabras y repite 
En ellas la dulzura y el incendio, 
Estremécete en medio de sus sílabas, 
Duerme en mi nombre como te has dormido 
Sobre mi corazón, y así mañana el 
Hueco de tu forma 
Guardarán mis palabras 
Y el que las oiga un día recibirá una ráfaga 
De trigo y amapolas: 
Estará todavía respirando 
El cuerpo del amor sobre la tierra! 
  
V 
Hilo de trigo y agua 
De cristal o de fuego, 
La palabra y la noche, 
El trabajo y la ira, 
La sombra y la ternura 
Todo lo has ido poco a poco cosiendo 
A mis bolsillos rotos 
Y no sólo en la zona trepidante 
En que amor y martirio son gemelos 
Como dos campanas de incendio, 
Me esperaste, amor mío, 
Sino en las más pequeñas 
Obligaciones dulces. 
El aceite dorado de Italia hizo tu nimbo, 
Santa de la cocina y la costura, 
Y tu coquetería pequeñuela, 
Que tanto se tardaba en el espejo, 
Con tus manos que tienen 
Pétalos que el jazmín envidiaría 
Lavó los utensilios y mi ropa, 
Desinfectó las llagas. 
Amor mío, a mi vida 
Llegaste preparada 
Como amapola y como guerrillera: 
De seda el esplendor que yo recorro 
Con el hambre y la sed 
Que sólo para ti traje a este mundo, 
Y detrás de la seda 
La muchacha de hierro 
Que luchará a mi lado. 
Amor, amor, aquí nos encontramos. 
Seda y metal, acércate a mi boca. 
  
VI 
Y porque Amor combate 
No sólo en su quemante agricultura, 
Sino en la boca de hombres y mujeres, 
Terminaré saliéndoles al camino 
A los que entre mi pecho y tu fragancia 
Quieran interponer su planta oscura. 
De mí nada más malo 
Te dirán, amor mío 
De lo que yo te dije. 
Yo viví en las praderas 
Antes de conocerte 
Y no esperé el amor sino que estuve 
Acechando y salté sobre la rosa. 
Qué más pueden decirte? 
No soy bueno ni malo sino un hombre, 
Y agregarán entonces el peligro 
De mi vida, que conoces 
Y que con tu pasión has compartido. 
Y bien, este peligro 
Es peligro de amor, de amor completo 
Hacia toda la vida, hacia todas las vidas, 
Y si este amor nos trae 
La muerte o las prisiones, 
Yo estoy seguro que tus grandes ojos, 
Como cuando los beso 
Se cerrarán entonces con orgullo, 
Con doble orgullo, amor, 
Con tu orgullo y el mío. 
Pero hacia mis orejas vendrán antes 
A socavar la torre 
Del amor dulce y duro que nos liga, 
Y me dirán: "Aquella 
Que tú amas, 
No es mujer para ti, 
Por qué la quieres? Creo 
Que podrías hallar una más bella, 
Más seria, más profunda, 
Más otra, tú me entiendes, mírala qué ligera, 
Y qué cabeza tiene, 
Y mírala cómo se viste 
Y etcétera y etcétera". 
Y yo en estas líneas digo: 
Así te quiero, amor, amor, 
Así te amo, así como te vistes 
Y como se levanta 
Tu cabellera y como 
Tu boca se sonríe, 
Ligera como el agua 
Del manantial sobre las piedras puras, 
Así te quiero amada. 
Al pan yo no le pido que me enseñe 
Sino que no me falte 
Durante cada día de la vida. 
Yo no sé nada de la luz, de dónde 
Viene ni dónde va, 
Yo sólo quiero que la luz alumbre, 
Yo no pido a la noche 
Explicaciones, 
Yo la espero y me envuelve, 
Y así tú, pan y luz 
Y sombra eres. 
Has venido a mi vida con lo que tú traías, 
Hecha 
De luz y pan y sombra te esperaba, 
Y así te necesito, 
Así te amo, 
Y a cuantos quieran escuchar mañana 
Lo que no les diré, que aquí lo lean, 
Y retrocedan hoy porque es temprano 
Para estos argumentos. 
Mañana sólo les daremos 
Una hoja del árbol de nuestro amor, una hoja 
Que caerá sobre la tierra 
Como si la hubieran hecho nuestros labios, 
Como un beso que cae 
Desde nuestras alturas invencibles 
Para mostrar el fuego y la ternura 
De un amor verdadero.
 
 
3 comentarios:
Precioso poema, digno merecedor de una entrada en tu blog, yo también creo que el amor es el motor de la vida, y, también como tú, adoro a Neruda.
Espero esas entradas sobre “El Patito Feo” y sobre “El Río” de Renoir, película que vi por recomendación de una buena amiga y me encantó.
Abrazos
Conmovedor, el poema que has elegido, apasionante, pasional,posesivo,sensual,sexual...
El AMAR, EL AMOR, LA QUÍMICA, esas miradas furtivas, esa complicidad.
La LLAMA de la vida, la que despierta corazones helados, la que te saca de la " trinchera donde estaba ". Un regalo leer poemas tan íntimos, tan hermosos que dicen taaanto.....
Siempre mi cálido beso.
"El Río"es una película Vivian llena de luz ,la inmensa luz de La India.
No es fácil a veces salir de la trichera pero muchas veces somos nosotros mismos nuestra propia trinchera.
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